lunes, 29 de marzo de 2010

¡A la mujer no se le pega! (¿o si?).


“A todas mis amigas y hermanas que mis padres no me dieron, pero que la vida puso en mi camino... Mención especial a una ex amiga de infancia y su hermana menor que dejo una cicatriz por mucho tiempo”.

De manera brusca la caminata nocturna se ve interrumpida. Gritos furibundos y manos volando por los aires. Un golpe en seco deja en silencio la escena. Ningún grito de auxilio, mucho menos una sirena policial que parece más alejarse que llegar al lugar, puede ocultar lo que está pasando. Mi atención se torna al cien por ciento a lo que sucede en ese momento. Una mujer marca desesperadamente tres números que nunca responden, mientras aquel gordo barbón trata de quitarle el celular. La gente comienza a aglomerarse alrededor, pero curiosamente todos son espectadores VIP. Los gritos de auxilio son insuficientes, la gente no reacciona así nomas.

"A las mujeres no se les toca ni con el pétalo de una rosa". Sentado junto a Andrea, abrí los ojos. ¿Dónde estamos?, fue lo que pregunté, ella contestó que ya íbamos cerca de su casa. Del otro lado estaba Jana, la hermana menor de Andrea. De pronto el carro dio una curva cerrada que hizo que todo mi peso dé contra la pequeña Jana. A mis cinco años pensé que era divertido y que todos lo estábamos gozando por los gritos de Andrea, semejantes a los que pegó en la montaña rusa a la que subimos durante su cumpleaños número seis. No bien terminó aquel instante de diversión, sentí sobre mi brazo los pequeños dedos de Jana, luego un apretón sobre mi antebrazo, los dedos de Jana aprisionando con una fuerza descomunal y la de raíz los primeros bellos que ya dejaban de ser rubios.

Lágrimas cayeron hacia la zona de emergencia. El incendio se hizo más incontrolable, algo dentro de mi cobro fuerzas y la tomo de una de sus colas y empezó el samaqueo a vista de los demás niños. Empezaron los gritos, Jana me pellizco nuevamente esta vez con mas fuerzas, solo atine a soltarla y recordar la frase con la que empecé este segundo párrafo. Andrea no me volvió a invitar a su casa, Jana no quiso sentarse cerca de mi, las quejas llegaron a mi mamá y el herido fui yo. Juré nunca mas enfurecer contra una niña o mujer, y creo que la promesa llegó a cumplirse hasta el día de hoy.

Durante muchas caminatas en la calle se encuentran muchas situaciones de pareja, lo cual merece una mención especial, pues me he llevado varias sorpresas. Desde un golpe mortal, un knock out, golpes con objetos contundentes… y la verdad ya nada me sorprende. Cuando uno decide ser el héroe es la cosa más complicada del mundo, el hecho de solo pensarlo ya es joderse la vida. Generalmente suelo ser espectador, y no protagonista, y lo gracioso es que han habido situaciones que ameritan una intervención, pero las variables son tantas que uno no sabe lo que le espera: desde un arma de fuego, a un arma blanca, hasta una pandilla cercana. Y es que solo una vez me tocó salir a defender el honor de una persona querida, y la verdad no me fue mal. Tuve que llegar a la fuerza, cosa que no me enorgullece. Sin embargo,lo más gracioso fue el final, ya que quien recibió las atenciones fue el agresor inicial. Una raya más al tigre. Eso es algo que se logra entender. La compasión por estas personas o puede ser eliminada al cien por ciento, o puede duplicarse con cada golpe que ellos (ellas) reciben.

Miro el reloj, y es hora de dejar la escena, mientras me alejo de aquel transitado lugar, un hombre que dobla la estatura de aquel agresor, se interpone e increpa tranquilidad. "Vete a la mierda, este no es tu problema", la frase culmina con un estruendo, rodillas al piso y manos al rostro. "A las mujeres no se les pega, huevón". Le increpó aquel héroe anónimo al agresor que yacía casi inconsciente. Cayó al piso tratando de ocultar el poco orgullo que quedaba, y los aplausos para aquel caballero fueron apagándose a medida que la distancia se hacía más lejana. Encendí el radio, y pensé ¿La chica habrá recogido los escombros, o abrase ido en el siguiente bus?

Lección uno, mamá me la dijo muchas veces, "A las mujeres no se les pega,…", ¿Estás segura mamá? algunas si que hacen méritos, y aunque ninguna se merece tremendo abuso, respiren con calma, y piensen antes de hacerlo, sobre todo porque en público nunca se sabe lo que puede pasar.



2 comentarios:

  1. Excelente te doy toda la razón a la mujer no se le toca, pero a los hombres si jajaja, hoy justo vi una escena que una mujer le pegaba a un hombre en plena vía pública a las 8am, me pareció gracioso y rídiculo aquel espectáculo, en fin!!! pero lo que te hicieron fue injusto te pegaron casi por las puras; sino hubieras pensado que fue divertido,derrepente no te hubiera pasado nada jeje,fue impulso de la niña en querer defenderse, porque sabemos todos que no eres capaz de responder de esa forma...me gusta el blog esta interesante,cuentanos más anécdotas,experiencias..Felicitaciones!!!! Lady :)

    ResponderEliminar
  2. A la mujer no se le toca siempre y cuando ella no te toque, sino, pues no tendria x q causarnos extrañes q se le devuelva lo mismo, total, todos somos iguales, no? tanto dicen las mujeres q kieren igualdad, pues q sea en todo. Si ellas nos pegan, se les hace lo mismo. El Mono

    ResponderEliminar